La magnitud del expolio

(La foto de portada es de Javier Barbancho para El Mundo)

Rodrigo Rato, Mariano Rajoy, José María Aznar y Luis de Guindos. 

JESÚS BURGUERA

Bankia: ya  somos todos accionistas de este agujero negro. El Gobierno ha convertido obligaciones por  4.500 millones de euros en acciones.

Ahora, van a “auditarla”, para “saber lo que tiene dentro”. Una de dos, o no lo sabían, y pusieron dinero público para “ver”, como en el póker… grave, muy grave. O sí lo sabían, lo cual sería aún más grave.

Me explico. La fusión de Caja Madrid con Bancaja (y otras cinco cajas menores), se hizo en base a balances (cuentas) aprobadas por sus consejos de administración y por el Banco de España y el Gobierno. En base a esas cuentas, miles de pequeños ahorradores compraron acciones de Bankia, amablemente “ofrecidas” en las sucursales (perdiendo así la mitad de lo invertido). Si ahora el agujero es mayor (se habla de 15 mil millones de euros, o quizás 30 mil, nadie lo sabe), la responsabilidad penal (en cualquier país normal, no en España) de todos los que aprobaron (y cobraron por aprobarlas) esas cuentas resultaría evidente. Gravísimo.

Pero esto no es más que la punta del iceberg.  Los créditos otorgados por bancos y cajas a promotores inmobiliarios suman unos 310 mil millones de euros. Ya han reconocido que, de esos, 188 mil son incobrables. Quedan 122 mil millones más. ¿Les parece mucho? Pues todavía hay más. Como el país está en bancarrota, los bancos van a tener que provisionar  (poner de lado), según la última “reforma financiera” y van cuatro en tres años, el 30% (era el 7% hasta ahora) de los créditos “normales”, es decir, de los que todavía no están “oficialmente” en peligro. Los bancos y cajas que no puedan hacerlo (porque no dispongan de los fondos necesarios), serán ayudados por el Estado, con “préstamos” (al 10%), que, con toda probabilidad se transformarán en acciones al no poder ser devueltos.

Así seremos todos accionistas de un agujero negro mucho mayor que el de Bankia. A eso le llaman “Reforma financiera”. Quedan únicamente por concretar los detalles: creación de “bancos malos”, y, suprema humillación, auditoría exterior de todos y cada uno de los bancos y cajas. Alemanes, franceses, FMI…nadie se fía de los poderes en España. Pero bueno, tampoco vamos a extrañarnos de eso.

Álvaro Pérez, el Bigotes de la trama Gürtel, con Fraga en la boda de la hija de Aznar. 

¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

A partir de los años 80 se ha levantado un sistema de corrupción generalizada que, entre otras muchas cosas, ha pasado por la toma de poder en las Cajas de Ahorro. Como las Cajas eran de los ciudadanos (es decir, no eran de nadie),  la casta política representada en sus consejos de administración se ha dedicado a:

Primero, cobrar grandes sumas en dietas, sueldos, etc. Por ejemplo, las siete cajas, incluyendo Caja Madrid, que constituyeron Bankia, contaban con 139 “consejeros”, cuyos sueldos anuales representaban muchos millones de euros. Pero esto no es nada, lo importante es lo segundo.

Lo segundo son los cientos de miles de millones de euros en “préstamos” incobrables, otorgados a “promotores”, empresarios, “amigos” de uno u otro partido gobernando en la comunidad autónoma en la que operaba cada Caja.

Las tres entidades valencianas (Bancaja, la CAM y Banco de Valencia) han quebrado. ¿Será casualidad? Caja Castilla-La Mancha fue la primera (¡con un agujero de 7 mil millones!). ¿Casualidad?  Bankia tiene su base de operaciones en Madrid. ¿Casualidad?

Esa es la magnitud del expolio. El dinero que ahora vamos a poner ha sido ya repartido (por adelantado, por eso hay un agujero) en beneficio de esa clase social corrupta, improductiva y parásita formada al amparo de la “transición” y de la “alternancia” política.

Lo que se ha producido es una enorme transferencia de cientos de miles de millones de euros de los trabajadores, de los ciudadanos en general, hacia los privilegiados: los de antes, claro, los de siempre, a los que se les ha añadido una clase política que ha acabado de arruinar el país. Así han conseguido que nos hayamos convertido en lo que la economista Loretta Napoleoni denomina “estado canalla”  y que otros llaman estado fallido.

Naturalmente, el papel de los bancos y cajas ha sido el de intermediarios necesarios (a cambio de enormes sueldos, incentivos,  jubilaciones, indultos incluso, etc. de sus directivos) en el proceso.

Es la misma historia de siempre. Las ayudas de los fondos europeos (más de un billón de euros)  y las enormes sumas de los créditos bancarios no se han empleado en invertir en educación, investigación, mejora de la productividad, en preparar el futuro. No. Se han empleado en lo mismo en lo que se empleó el oro y la plata de América: en financiar los lujos y derroches de las clases improductivas que siempre han dominado España.

Un pacto tóxico

Este negocio se ha basado en un pacto tóxico desde el principio: repartirse el pastel, dejar que los nacionalistas “gestionasen” sus territorios a cambio de que aceptasen la “unidad” de España, es decir el expolio de sus habitantes. Para ello han creado un monstruo que ya no se sostiene: 17 autonomías con sus “parlamentos”, sus “consejeros”, sus televisiones… más de 4.000 “empresas públicas”, 40.000 coches oficiales, más aeropuertos que provincias, AVES por todos lados, comisiones, sueldos, dietas, maletines, dinero negro, facturas infladas… No es que haya corrupción en el sistema, es que la corrupción es el sistema.

Pero la cosa ya no da más de sí.

Las próximas elecciones “autonómicas” en Euskadi van a mostrar por dónde va a comenzar a concretarse la ruptura del Estado. Catalunya seguirá. Ya me dirán lo que va a pintar la Monarquía con ese panorama. No puedo estar más de acuerdo con los que anuncian una inminente crisis institucional.

.Francia-Alemania. Nueva etapa

Mientras nosotros seguimos sin poder quitarnos de encima lo que tenemos encima, Francia y Alemania se preparan para la nueva etapa que viene. Hollande no va a resolver los problemas de los franceses, pero ha comprendido que entre tanto palo hace falta alguna zanahoria. Donde dice crecimiento quiere decir inflación. Eso es lo que está explicando a Merkel. Se van a poner de acuerdo, van a hacer frente a los Estados Unidos, se va a salir de Afganistán (y Francia posiblemente de la estructura militar de la OTAN en la que la metió el pro-americano Sarkozy), van a tratar directamente, como bloque europeo, con los países emergentes (especialmente con Brasil) y van a hacer todo lo posible para que el euro gane terreno como moneda de reserva frente al dólar. Los primeros resultados se verán en la cumbre del G20 que tendrá lugar en Moscú (no olvidar que Rusia es el aliado natural del eje París-Berlín) durante el primer semestre de 2013. Ese es el sentido del triunfo de Hollande y del cambio en Francia.

Nosotros, naturalmente, perderemos este tren y tendremos que hacer frente, más bien solos, a la crisis que se avecina cuando quien entre en crisis fiscal (o en quiebra reconocida, como prefieran), no sea Grecia ni ningún otro país, sino los Estados Unidos de América, empeñados en seguir gastando 2.500 millones de euros (por día) de más de lo que ingresan.

¿La fecha? Probablemente a finales de 2012 o principios de 2013.

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