Vamos a escuchar, mientras hablamos: Enero, subtitulada "Junto a la chimenea"; forma parte de las 12 piezas (una por cada mes del año) que componen la obra "Las estaciones", encargada por Nikolay Matveyevich Bernard -director de la revista musical "Nouvellist"- al gran Tchaikovsky.
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Enero - Junto a la chimenea.
«Un pequeño rincón de la felicidad pacífica,
la noche vestida en el crepúsculo;
el pequeño fuego se está muriendo en la chimenea,
y la vela se ha quemado.»
Alexander Pushkin
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Enero es el mes de los nuevos propósitos, de las nuevas ilusiones. Enero invita al sacrificio y nos hacemos promesas y juramentos que palíen los desmanes y malos hábitos del año que se acabó. Enero es un mes traicionero porque descubrimos que el castillo de ilusión, armonía y buenos propósitos del año anterior, se desmorona con la fuerza aplastante de la realidad. Ni todos nos queremos tanto; ni nos soportamos algo; ni nos necesitamos un poco. Acabamos la farsa de la peor forma posible: comprando; comprando nuevas identidades con los disfraces de la moda a precio de saldo. Nos inventamos necesidades donde solo hay vacío de amor y en estos tiempos, vacío de dignidad; esa misma dignidad que nos ha robado el mal llamado "estado del bienestar".
Hoy he rebuscado algo de ese bienestar, entre la gente que se agolpa y se golpea en los grandes almacenes para conseguir algo de ese lujo y estatus trasnochado. Por unas horas se sienten como aquellas damas que mostraban su poderío según el número de doncellas que tenían a su alrededor para vestirla, peinarla, sugerirle colores y complementos así como informarlas de todos los cotilleos oídos por los rincones en boca de otras doncellas y lacayos. Igual que en unos grandes almacenes, pero con la diferencia de que el personal que la atiende no es de su propiedad... o tal vez sí, porque te siguen y persiguen a todas partes con las prendas que tú has dejado en cada probador, preguntando y deseando que digas las palabras mágicas: ¡¡me lo llevo!!
Te he dicho que entré en busca de calor humano y casi he salido despedida por el hedor a podredumbre que emanan quienes, sin tener qué comer, se gastan lo que no tienen porque es "enero, el mes de las rebajas".
Y claro que hay rebajas, pero de sensatez.
Volví a refugiarme entre estas cuatro paredes ajadas y sucias y vacías de toda humanidad porque necesitaba hablar contigo "cuando nadie escucha".
Se me ocurren unas cuantas personas a las que les haría bien leer lo que has escrito. Y Txaikovsky da mucha paz, es relajante, y su música está llena de colores. Tiene una opera que se llama Eugenio Onegin que es muy interesante, con la soprano ahí cantando una escena durante un cuarto de hora.
ResponderEliminarAsí somos, pero en el fondo todos buscamos lo mismo; sólo que no todos acertamos en el camino y nos confunde la "suciedad de consumo".
ResponderEliminarNo te desmoralices, loco divino, que siempre - estoy convencida- hay más maravillas que horrores. Hay días nomás, en que tanto cartel de rebaja nos tapa la visibilidad.
Ramón, aprovecho a saludarte, con el mismo cariño de siempre.
ResponderEliminarDan ganas de refugiarse en el calor de la gente para que sea primavera.
ResponderEliminarNo sé, quizás no lo interprete yo bien, pero no creo que sea el estado del bienestar el que nos haya quitado la dignidad, sino que los que" siempre han tenido "ese estado de bienestar no son dignos de lo que tienen y no dan, han cerrado el grifo del bienestar para los que nunca lo tuvieron, pero si, te llevo toda la razón en lo de que " hay rebajas de sensatez".
ResponderEliminarUn beso.
Qué interesante Ramón ¡gracias!, la voy a buscar para escucharla :)
ResponderEliminarun abrazo
Tienes razón, Maia; afortunadamente hay muchas más maravillas; pero cuando me atacan las sombras solo veo sombras...
ResponderEliminarabrazos
Así es querido profesor; como te dije, ojalá pudiese hibernar y despertar al 'calor' de la primavera social
ResponderEliminarun abrazo
Muy buena reflexión, comprar nuevas identidades, inventar necesidades, así somos...
ResponderEliminarUn abrazo fuerte
Alicia tienes razón; yo me refiero, no obstante, a esas necesidades superfluas que nos creamos cuando 'supuestamente' la economía iba bien y ahora nos vemos ahogados. Si ya teníamos una vivienda ¿a qué buscar una con dimensiones exageradas y precios hiperinflados para ser iguales a los que no necesitan hipotecas para comprarlas? ¿y esos coches de superlujo con caballos como para mover el mundo?... el estado del bienestar no se mide con hiper-hipotecas; y eso es lo que nos ha llevado a la bancarrota: comprar con lo que no tenemos y tener lo que no necesitamos
ResponderEliminarun abrazo para ti :)
Así es NochIta... así somos :(
ResponderEliminarun abrazo :)
Una gran reflexión, me encantó...
ResponderEliminarUn cariño.
HD
Bienvenido Humberto, gracias por pasar :)
ResponderEliminarunn abrazao para ti
El bienestar que aparentemente parece rodear a quienes llenan los grandes almacenes es algo ficticio. Habrá más de uno que luego no tenga ni para pagar el recibo de la luz, pero no puede dejar pasar por alto el hacerse con unos de esos "chollos".
ResponderEliminarAsí somos, gastamos lo que no tenemos.
Un beso
Ni he ido de rebajas ni me he hecho ningún propósito de año nuevo, de verdad, ya no hago eso hace años, ¿Porqué? Ni zorra idea, compro cuando me hace falta, y mucha falta, porque detesto ir a comprar...jajaja
ResponderEliminarNi idea del paradero de Larisa, está desaparecida totalmente.
Besos y salud