miércoles, 15 de diciembre de 2010

MHLGH 195.6 - Día cinco

Recomiendo empezar a escuchar la música insertada, antes de iniciar la lectura, cuidado con el volumen... Gracias

Buenas noches. Estás oyendo el último movimiento de la sinfonía nº 5 en Do menor sostenido de Gustav Mahler. Con el Rondo-Finale se nos acaba la quinta, de forma triunfal como sólo lo saben hacer las sinfonías. Aunque la muerte haya sobrevolado por cada nota del pentagrama... Aunque cada corchea, redonda o fusa... cada una de las notas musicales hayan provocado lágrimas de dolor y tristeza, acaban con instrumentos de viento y estruendo de tambores. Siempre me ha sorprendido la habilidad de los críticos musicales que -sin haber cruzado una palabra con ellos- saben interpretar lo que cada autor ha querido decir o callar con sus músicas (la literatura, la pintura, etc). Yo creo más bien que no tienen ni idea y se las dan de profesionales o lo que es peor, van de intelectuales. Pero esa es una historia para otro día.

¿Me has echado de menos?... yo a ti sí, y a este destartalado control con sus viejos mandos y a la cabina de iluminación rojiza, donde no necesito auriculares... te diré qué ha pasado:

Ha habido redada de corazones,  sí... como lo oyes. El domingo, cuando venía para el edificio, me perdí. No encontré el callejón semi oscuro y desemboqué en una plaza totalmente desconocida. Limpia de bancos y muros donde sentarme o apoyar la espalda para dormir un rato. Tampoco me hubiese dado tiempo... a los pocos minutos, la policía entró en tropel persiguiendo a unos miles de jóvenes y algunos no tanto. El lugar debió parecerles perfecto para tenerlos a todos controlados... yo intenté escapar y me vieron. No, no me han pegado... a los demás tampoco. Después nos han ido llevando de uno en uno y con los ojos tapados. Cuando llegó mi turno, sentí cómo me metían en un coche y recorríamos una distancia relativamente corta. Llegamos a un recinto completamente ausente de sonidos... hasta nuestros pasos eran insonoros. Noté cómo descubrían mis ojos. Cuando se acostumbraron a la luz, descubrí un recinto completamente blanco y aséptico y ante mí a un hombre vestido de blanco, con el pelo largo y blanco y unas barbas igualmente blancas y largas. Apenas sin darme cuenta, estaba respondiendo -sin palabras- a todas sus preguntas:
- no, no me gusta la Navidad
- me parece una hipocresía, utilizan la ingenuidad de los niños para tapar las verdaderas intenciones de esas fiestas
- no, además no tengo familia ni donde celebrarla
- si, totalmente de acuerdo con que sólo la celebrasen, a nivel familiar, los creyentes cristianos

El hombre monocromático sonreía, puso sus manos ante mi torso -sin rozarme- y sentí un leve sopor, pero sin perder del todo la consciencia. Sólo al abrir de nuevo los ojos percibí un árbol gigantesco. Era un abeto blanco, del que colgaban hermosas cajas de cristal en cuyo interior flotaban corazones... volví a sentir mareo cuando en mi cerebro sonó la voz -sin palabras- del hombre de blanco:
- no tengas miedo, tomo prestado tu corazón por estas fechas. No podemos permitir que vayas difundiendo por ahí tu negatividad... Nosotros te encontraremos para devolvértelo en el mismo estado.

Y sin saber cómo aparecí durmiendo, entre el primer escalón y la puerta... como la primera vez que nos vimos tu y yo.

¿Habrán hecho la misma redada en todas las ciudades del mundo?...
¿Crees que habrá quedado gente que realmente vivan la Navidad y no sea para ellos comercio y abusos y fiestas y despilfarro y vacaciones?  Yo creo que no. Más bien creo que el mundo está poblado por gente, que va deambulando por ahí sin corazón.

Como yo, que desde el 195.6 de la MHLGH hablo para ti "Cuando nadie escucha".

5 comentarios:

  1. No,no debemos dejarnos embaucar por la Navidad de luces y regalos que nos vuelve locos por unos días...!Hemos de cortar los hilos del exterior y entrar despacio al silencio,allí hallaremos a "ese niño"que nos mostrará el manantial interior.
    Mi felicitación y mi abrazo inmenso,amiga.
    Espero que estés más animada cuando mires al espejo...!
    M.Jesús

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  2. Mariluz, estoy poniendome al dia, comenzare por el primer dia. Un abrazo

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  3. Me he perdido en el recinto blanco, he sentido paz cuando el anciano monocromático puso sus manos en mi pecho sin tocarme, yo también estoy escuchando atentamente mis latidos y trato de palpar mi corazón.

    Son tus palabras, es la música, todo lo que aquí ocurre alucino hasta vivirlo, pero quiero quedarme en compañía del loco, para que no esté tan solo ni desconfíe tanto de los extraños. Quiero encontrar en su vaga mirada una mueca de la tierna humanidad que esconde y quiero que al fin, cuando se acostumbre a mi presencia, me dedique una risa socarrona llena de bonhomía y por qué no imite algún JOJOJO! para reírse un poco de sí mismo y de tomarse todo este asunto de la Navidad tan a pecho, que al fin y al cabo cuando den las doce todos estaremos brindando por él y las maravillosas melodías que sólo su delirante oído puede elegir y compartir.

    Besos

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  4. Muy bueno el relato. Sí, yo creo que hacen muchas redadas como esta. En todas las ciudades del mundo y no sólo en Navidad...Y han dejado sus cuerpos para despistarnos, para hacernos creer que por tener cuerpos tienen también corazón.
    Un abrazo.

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  5. No creo que el loco esté sin corazón, solo soñó que se lo quitaban.

    Cuando mi hijita pequeña llega a casa lo primero que hace es encender las luces del árbol de navidad y las del muñeco de nieve que hay a la entrada. Ella no sabe de consumo, no sabe de tristezas, no sabe de soledad. Solo sabe que le gustan las luces con que se decoran las calles, los escaparates, nuestra casa. Le gusta el belén de la guardería que hizo con sus compañeros, le gusta la música que suena en cualquier esquina.
    Ella no ha sido coaccionada por la televisión, por la propaganda, por las campañas solidarias de famosos que no representan ningún valor creíble.

    La Navidad es un estado de ánimo, es una sonrisa al desconocido que pasea por la calle, es un abrazo entre amigos, es un "te quiero" a las personas amadas... y por supuesto, no tiene fecha en el calendario.

    Un saludo, Ibso.

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