viernes, 15 de abril de 2011

MHLGH 195.6 - día catorce

Recomiendo empezar a escuchar la música insertada antes de iniciar la lectura, cuidado con el volumen porque goear ha puesto publicidad. Gracias. Hoy tenemos doble sesión de música.

Buenas noches. Hoy nuestro paseo por la exposición de Viktor Alexandrovich Hartmann nos lleva a La plaza del mercado de Limoges -en Francia-, donde unas mujeres discuten acaloradamente y así lo refleja magníficamente Modest Mussorgsky en su suite, con una vertiginosa escalada de notas musicales.

He estado haciendo un ensayo de silencio en mitad de la calle. Quería saber si sería capaz de aislar los sonidos y quedarme sólo con las voces humanas... ¿conseguiría identificar cuáles son fruto de conversaciones y cuáles 'simples' pensamientos?...
Ha sido un fracaso total. Vivimos en ciudades demasiado ruidosas. Continuos e impacientes toques de bocina hacen coro a la estridente música que sale a través de las ventanillas abiertas de los ya calurosos conductores. Cansada de tanto barullo busqué un portal confortable (y abierto). Ha sido peor el remedio que la enfermedad, que se decía en otros tiempos. Las televisiones demasiado altas en distintos canales y con diferentes programaciones, superponiendo unas voces estridentes y gritonas a la educada y calmosa voz hablando de la Naturaleza, incluso por encima del propio ruido de la calle. La gente está demasiado exaltada. Demasiado tensa. Demasiado imbuida por personas que -cuando no saben qué decir ni cómo decir las cosas- gritan en exceso insultando y ofendiendo a todo cuanto no va según su zafiedad.

Así es imposible que nuestro espíritu pueda sosegarse. Imposible que escuchemos nuestra propia voz.
.     .     .     .     .
Hartmann se había graduado de la Academia de Bellas Artes con honores y así se permitió cuatro años en el extranjero, a expensas del Gobierno, como un tipo de educación de posgrado. Pasó tres de esos años en Francia y aquí se hicieron los dibujos y pinturas que se convirtieron en la inspiración para tres de los bocetos musicales de Mussorgsky: Palacio de las Tullerías, Limoges y Las catacumbas, que es la que vamos a escuchar ahora. En este dibujo el pintor se incluyó como una de las tres sombras que recorre unos cientos de metros de los casi 300 km que forman los túneles subterráneos de París. No sé decirte si el músico conoció también este entramado de minas y tumbas que forma el subsuelo parisino pero desde luego lo parece, dado el misterio, el recogimiento y la sobriedad de sus notas.

Hoy te dejo escuchando música. No olvides apagar la luz cuando acabe; no tengo fuerzas para moverme y me tumbaré aquí mismo a dormir un rato... Hasta mañana que volveré -o tal vez no- pero siempre, Cuando nadie escucha.

8 comentarios:

  1. Buena crítica al ruido ilógico,desagradable y desacompasado,amiga.
    El silencio armónico de la música nos cura siempre,nos ordena la mente,el corazón y el alma.
    BIEN POR HARTMANN...!
    Mi felicitación para ti y para él...Sigamos escuchando las notas del silencio,nos acerca sincronicamente,sin distancia,ni tiempo.
    Sé feliz Mariluz,sigue componiendo paz y armonía,amiga.LO HACES DE MARAVILLA...!!
    Un montón de abrazos.
    M.Jesús

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  2. Mariluz,te dejo un abrazo enormeeeeeeeeeeeeeeeeee y disfruta.
    Volveré pronto.
    Besazos.

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  3. Menuda música nos regalas!! es sensacional (suena cursi, pero me encanta)...

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  4. He intentado buscar el cuadro La plaza del mercado de Limoges, de Alexandrovich Hartmann y no lo he encontrado, apareces tú, tu blog, el músico Modest Mussorgsky (si, curioso), pero no cuadros sobre el pintor. Encontré Catatumbas, donde aparece retratado el propio Hartmann.

    El sonido también representa la vida, el movimiento, combinar silencio (como yo estoy ahora mismo) con sonido, sería encontrar algo de equilibrio?

    Gracias por tus amables comentarios, siempre son muy agradables.

    un abrazo de abril.

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  5. Nada, nada, definitivamente hay que solucionar esto a hostias. Mañana mismo me cojo un autobús y voy a buscarte. Prepara los floretes. A mi Jorge Javié me lo respetas. ¡Que me he enamorado, coñio!

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  6. No sólo vivimos en ciudades ruidosas sino que todo parece escaparle al silencio. El silencio es más molesto que el ruido ensordecedor, allí donde no es posible reconocer una voz amada o el canto de un pájaro. Si se hace un alto en la conversación habrá que mirar a los ojos, encontrarse, poner atención a lo que se está viendo... mejor hablar, de lo que sea, o salir del paso con alguna humorada y reir, a carcajadas y chillonamente. Nunca, nunca, te quedes sin nada que decir.

    Patrañas!!!........ el silencio es la única respuesta ante lo maravilloso...shshhhhhshhhhh ahí viene el loco, déjame mirarlo bien, quizás me vea y se detenga, quizás hoy me tome de la mano y caminemos sin hablar por lugares que solo él conoce, quizás hoy el loco recuerde mi nombre y me regale una sonrisa, una palabra o una caricia...

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  7. Gracias por el enlace. Al buscar información hallé algunas de las pinturas que me enlazas pero no pensé que fueran de él... un detalle por tu parte.

    un abrazo

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  8. Misterio, recogimiento y sobriedad de las notas.
    Cálida música.
    Los ruidos ensordecedores perturban la compenetración con sones gratos a las necesidades del oído.Tal cual!!!
    Hay como una necesidad de estremecer los ambientes con ruidos y gritos molestos.
    A veces ... el silencio es indispensable.
    Besos.

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