El rey pensó que era un regalo muy simple, pues él era muy rico, y le insistió en pedir algo más valioso. Hasta que hicieron los cálculos del grano de trigo que debía desembolsar su Majestad: en la casilla 64 habría 9.223.372.036.854.775.808 granos de trigo, que sumados a los del resto del tablero, quedan en 18.446.744.073.709.551.615. Es decir, más de 18 trillones de granos de trigo.
Los consejeros de la corte estimaron que sería necesario acumular la cosecha de trigo en todo el mundo durante 2.000 años para poder pagar la deuda. Pero Leontxo García, en su libro Ajedrez y ciencia, pasiones mezcladas, añade algo más:
¿Cuántos barcos de 100.000 toneladas falta para transportar todo ese trigo? Pues nada menos que 3.689.348 barcos. ¿Y cuánto espacio ocuparían esos cargueros en el mar si los pusiéramos en fila, uno detrás de otro? Darían 17 vueltas al planeta.
Sólo un adelanto: el citado campeón del mundo y matemático Max Euwe calculó que si doce mil ajedrecistas estuvieran ocupados constantemente en la búsqueda de las mejores jugadas en todas las posiciones imaginables y en cada una de ellas invirtiera una décima de segundo, necesitarían más de un trillón de siglos para analizarlas todas.
Justo después de que los dos jugadores de ajedrez ejecuten su primer movimiento, se abren muchas posibilidades de juego. Concretamente, existen 400 posiciones posibles en el tablero. Después del segundo turno, hay 197.742 partidas posibles. Y después de tres movimientos, hay 121 millones.
Así pues, el número de partidas diferentes que pueden desarrollarse en un juego tan aparentemente simple como el ajedrez supera de largo un 1 seguido de 100.000 ceros, es decir, una cifra superior a todos los átomos del universo.
Las posibles partidas son 10100.000. De estas, 10120 partidas son “típicas”: con una media de 40 movimientos y 30 posibilidades por movimiento. Para ponerlo en perspectiva, solo hay 1015 cabellos en total en todas las cabezas del mundo, 1023 granos de arena en el planeta Tierra y unos 1081átomos en el universo.
Incluso sumando todas estas cifras, siguen habiendo más partidas posibles de ajedrez típicas.
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Vía XatakaCiencia
Socorroooooo!!!
ResponderEliminarCon tanto numero me he mareado :))
Salud y besitos
Es una de las cosas que me enseñó mi padre siendo muy niña. Intentaba hacer cábalas y tuve, aún la recuerdo, esa sensación de abismo que se produce al pensar en las galaxias y mundos que nos acogen en una esquinita.
ResponderEliminarLos datos siguen siendo apabullantes!
Muchos números, digo besos, Mariluz.
¡¡Entre tanto número me he perdido!!
ResponderEliminarLa pregunta es ¿para qué?
Besos
Mejor jugar al ajedrez que hacer batallas.
ResponderEliminarPero los números le sobran a los que disfrutan jugando.
Cuánta grandiosidad!
ResponderEliminarHay que ver, todavía, qué le hizo el rey indio al pícaro inventor, cuando se dio cuenta de la magnitud del precio :)
Pues "conozco" a Leontxo. He asistido a una de sus conferencias y he hablado un par de veces con él. Es de mi pueblo y seguramente le vea el día 30, en las fiestas patronales.
ResponderEliminarSi fueses capaz de doblar un folio 29 veces, llegarías a la Luna. Es cierto y falso a la vez, ¡te dejo el por qué!
¡Ay vicentico que ya me pensaba que no ibas a comentar... yo que puse la entrada pensando en ti! ;)
EliminarNo sé jugar al ajedrez (pero sí cómo se mueven cada uno de los personajes), mis hermanos se aburrían conmigo porque yo "solo" buscaba matarles y no pensaba las jugadas...
La leyenda del rey Sheram la he contado muchas veces, me fascinó desde el primer momento :)
Y sobre las 29 veces (con las que se sobrepasa la altura del Everest), no se llega a la Luna; en realidad son necesarios 42 dobleces para llegar a la Luna (y sobrepasarla). Aunque nadie ha conseguido doblar una hoja de papel más de 12 veces (sin importar el tamaño del papel).
Toda esta información la he recordado (porque ya la había leído hace años) gracias a sangoogle :)
Un abrazo
El papel higiénico mide unos 40 metros y la distancia entre precortes unos 10 centímetros. Yo le hago unos 200 dobles y no me doy importancia.
ResponderEliminarKasparov perdió contra la computadora de IBM, porque el fuerte de una máquina es su memoria, y en eso basó su estrategia, llevándola a partidas previas y jugando a la contra. La programaron sabiendo cómo era el kazajo y en cuanto hiciese algo anormal, jugase sin memoria la siguiente jugada.
Son 165 trillones y medio, si fuere.
¿Y has tenido la paciencia de ponerte a doblar el papel higiénico?... ¡vaya paciencia! O_O
Eliminar¿Y quieres decir que el número de posiciones diferentes posible son 165 trillones y medio en lugar de 14 y medio como dice el artículo?... total, "solo" son seis ceros menos ;)
muy interesante
En el dato de los 165 cuatrillones y medio, creo que hay un error. Te faltan dos posiciones. Lo he calculado un una millonésima de segundo.
ResponderEliminarAbracitos, me apunto al curso de matemáticas ajedrecísticas.
Madre mía, y yo en cinco minutos despacho jejeje, imagina lo bien que juego, jaque mate, -!que bien suena!
ResponderEliminarUn abrazo.
Mariluz, mi arma, que le doy a tu foto y me lleva al google+ y me pierdo por estos mundos virtuales.
ResponderEliminarA mi hija con 6 añitos la apunté a clases de ajedrez. Tras el primer trimestre me dijo "mami bórrame de clases que ya me lo sé todo"
Se parece a su madre :)
Un besote enorme guapetona!
Querida Mariluz: Toda mi solidaridad. Abrazo inmenso!
ResponderEliminarCaray, y parecía tan sencillo: unos cuadritos de dos colores y unas piezas...
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