Tengo infinidad de motivos para no hablar-dialogar-discutir sobre fútbol, toros y religión.
Y es que los gustos, aficiones y creencias son tan personales e íntimas que el simple hecho de diferir puede derivar en luchas y muertes, totalmente inútiles.
Pero cuando me encuentro cosas como ésta me reboto, me exaspero... me hundo en la miseria.
La estupidez humana no tiene vacaciones.
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