lunes, 12 de diciembre de 2011

Vida después de la muerte

Claves del éxito del sistema español de donación de órganos


Teodoro Martínez Arán
Sólo si se financia adecuadamente el sistema sanitario es posible hacer posible algo tan grande como un sistema nacional de trasplantes eficaz.

Un cirujano sostiene el corazón de un bebé de cuatro meses para su posterior trasplante (AP)
Noventa y cuatro trasplantes de órganos en 72 horas, gracias a 39 donantes. Ocurrió en España entre los días 23 y 25 de Noviembre de 2011, y constituye un récord mundial de intervenciones de extracción y trasplante de órganos en un país, batiendo la marca que ya ostentaba la propia Organización Nacional de Trasplantes (ONT). No es fruto de la casualidad.
El modelo español de donación y trasplantes de órganos es copiado en todas partes del mundo por sus extraordinarios resultados. El sistema de donación, la calidad técnica de los profesionales, una legislación pionera, y un sistema de coordinación de las intervenciones público y equitativo lo permiten.
Las claves del éxito hay que buscarlas analizando el propio proceso del trasplante. Tiene tres componentes: una persona que necesita un órgano, otra que se lo puede donar (un donante) y una infraestructura sanitaria que los ponga en contacto y haga posible la intervención.
En primer lugar, cuando un enfermo presenta un fracaso de uno de sus órganos y reúne los requisitos necesarios, entra en una lista de espera de trasplante. Este listado es gestionado a nivel nacional en base a los más estrictos criterios clínicos y de viabilidad de los injertos, y asegura que todos los candidatos a ser trasplantados en el territorio nacional tendrán la misma oportunidad de recibir el órgano que necesitan, independientemente de su posición social, o capacidad económica. Para escalar posiciones, el único criterio que se contempla es un fracaso orgánico severo y agudo (denominado código 0), con riesgo de muerte inminente.
En segundo lugar, la legislación sobre donantes en España es una de las más avanzadas del mundo. De una parte, el donante no obtiene absolutamente ningún beneficio económico por sus órganos bajo ningún supuesto. Y, por otra parte, salvo renuncia explícita, todos los fallecidos en el territorio nacional son potenciales donantes. Todo fallecido por parada cardiorrespiratoria o muerte cerebral en un centro sanitario es candidato a donar. Existe un registro de voluntades anticipadas que permite a cualquier individuo expresar la voluntad de donar los órganos, si se dan las condiciones pertinentes. Esto facilita la toma de decisiones a los profesionales, e incrementa enormemente el número de órganos disponibles para las personas que los necesiten. Para órganos pares, como los riñones, los regenerables, como la médula ósea, o los que se desechan, como la sangre de cordón, existe regulación específica de donación en vivo.
El tercer aspecto clave es el técnico. Pero que algo sea posible técnicamente no es sinónimo de que se haga si no cuenta un último factor ajeno al propio proceso del trasplante: la financiación. Que de 39 fallecimientos en toda la geografía de un país resulten 94 operaciones exitosas de trasplante en sólo tres días requiere una enorme cantidad de recursos: deben estar dispuestos para actuar a cualquier hora del día y de la noche, durante todo el año, los que confirman el fallecimiento del cadáver, los que atestiguan la irreversibilidad, el equipo quirúrgico regional entrenado en la extracción de los órganos con las máximas garantías, helicópteros para el traslado inmediato, espacios aéreos reservados, ambulancias, el equipo entrenado en la implantación del nuevo injerto, y un sistema de salud que sea capaz de cuidar al enfermo antes, durante y después del trasplante. En España, todo esto lo cubre el sistema sanitario público y no tiene costes adicionales para el enfermo trasplantado. Sólo si se financia adecuadamente el sistema sanitario es posible hacer posible algo tan grande como un sistema nacional de trasplantes eficaz.
La historia de los trasplantes es un auténtico relato épico de las victorias del ser humano contra nuestra condición de meros mortales. Desde el primer trasplante de una córnea a principios del siglo XX hasta la actualidad hemos recorrido un largo camino de éxito científico, aderezado de solidaridad. Hemos logrado que una parte de nosotros viva más allá de nuestra muerte, que nuestras células trabajen junto a las de otro semejante para construir una nueva vida de hombre. Y lo más hermoso es que hemos demostrado que la mejor manera de hacerlo es sin esperar nada a cambio por ello.
-------
Tengo dicho que, cuando muera, me quiten los órganos que sean útiles para ser trasplantados y así ayudar a otras personas a seguir viviendo; por eso siempre defenderé que hay vida después de la muerte. ¿Y tú, donas?

13 comentarios:

  1. Una gran información. Felicitaciones a España. Un beso y tres abrazos querida Mariluz.

    Buenas noches.

    Hasta pronto.

    ResponderEliminar
  2. Cosas como esta, se deberían de escribir más, para saber más (de) la gente nuestra.
    Mil gracias, en nombre de todos!

    ResponderEliminar
  3. Esperemos que Rajoy no privatice esto también...jajaja
    Besos y salud

    ResponderEliminar
  4. Hace tiempo decidí que no,quizás no sepa explicar la sensación del porque ésta decisión, pero ya da lo mismo... tengo una salud de hierro por lo visto...tuberculosis a los 8,hepatitis( de la buena jejeje) a los 19,alergias varias,operada de vesícula,de utero,y un grado menos de osteoporosis, osteopenia por cuidarme bien...ah¡¡ se me olvidaba...degeneración macular de un ojo,desprendimiento del vitreo del otro... quereis más..."COMO PA DONAR" jajaja
    Besillos

    ResponderEliminar
  5. Pues no...Y eso que siempre he querido. Soy donante de sangre y siempre he dicho que quiero ser también donante de órganos. Cuando salen recordatorios así, como el tuyo, me muero de verguenza. A ver si de una vez me apunto.

    Un beso

    ResponderEliminar
  6. Es cierto que en el tema de los transplantes nuestra sanidad funciona bien. Ojalá siga siendo así.
    Nuestra sangre, nuestros órganos, yo también dono.

    Dos abrazos

    ResponderEliminar
  7. Claro. Y llevo la tarjeta de donante en la cartera, para que no haya duda alguna.

    Hay temas sobre los que no entiendo que siga existiendo un debate. No me cabe en la cabeza que haya alguien que aún no esté apuntado a este carro. Vamoh a veh, que, una vez en el hoyo, no nos van a hacer falta las córneas, los riñones, el hígado, nah de nah.

    Si es que comentar esto es como comentar si Risto es perfecto. Lo es, no hay discusión.

    (Te habrían gustado los poetas. Panda de... poetas).

    ResponderEliminar
  8. Yo soy donante de órganos desde poco después de cumplir los 18. Lo mismo que lo fui de sangre, hasta que problemas de salud crónicos que requieren analíticas de sangre cada 4 o 6 meses me hicieron desistir, porque de todas las veces que había donado se he había hecho callo en las venas y les costaba una odisea encontrar dónde pincharme para mis analíticas, y me recomendaron dejarlo.

    Sería vergonzoso que por cuestiones de recortes económicos se perdieran órganos con lo que ha costado concienciar a la población de la necesidad de donar.

    Un beso

    ResponderEliminar
  9. Hola Mariluz, valioso trabajo de todos aquellos que hacen posible que exista vida, cuando parece que todo se a acabado.... y valiosisimo tú buen hacer.Un beso bonica

    ResponderEliminar
  10. ¡Por fin una buena noticia en este blog!

    ResponderEliminar
  11. Ahora que nos lo recuerdas, a ver si yo también lo hago de una vez y me apunto.
    A mi me llena de orgullo que seamos puntales en donaciones, algo bueno aparte del jamón serrano teníamos que tener jopetas. Bien.
    Besitos Mariluz!

    ResponderEliminar

El loco está abierto a todas las opiniones,
respeta y pide respeto en los comentarios...
Gracias por compartir tus locuras...