martes, 27 de abril de 2010

Agonía y muerte de un buen samaritano en Nueva York

Carlos Fresneda | Nueva York El Mundo 26/04/2010


Se llamaba Hugo Alfredo Tale-Yax. Tenía 31 años y nació en Guatemala. Era uno de tantos inmigrantes anónimos que se quedó sin trabajo y sin techo. Murió apuñalado, en las aceras de Nueva York, por intentar defender a una mujer durante un atraco. Estuvo tirado durante más de una hora en plena calle, junto a un charco de sangre. Veinticinco personas pasaron a su lado; casi todos le ignoraron.

El vídeo de una cámara de seguridad, en la calle 144 de Jamaica, Queens, recogió su agonía y muerte ante el trasiego de viandantes. Uno llegó a moverle, vio la sangre reciente y siguió su camino. Otro le hizo una foto con el móvil. Pero la mayoría no ralentizó siquiera el paso.

En todo ese tiempo, la policía recibió únicamente dos llamadas alertando sobre la presencia de un hombre herido en plena calle: las dos dieron la dirección equivocada. La tercera llamada, a las 7,21 de la mañana, sirvió por fin para que la policía diera con el paradero del inmigrante guatemalteco. Ya estaba muerto.

Su cadáver será repatriado, mientras la policía busca al asesino y la ciudad entera se pregunta hasta qué punto hemos llegado de insensibilidad e indiferencia ante el drama humano.

"La gente se preocupa sólo por sus propios asuntos", explica al New York Times Juan Cortez, inmigrante también, ganándose la vida con el reciclaje de latas. Alexis Pérez, superintendente del edificio frente al que ocurrió la puñalada, se justificaba alegando la cantidad de "borrachos" que transitan la zona...

Puede que mucha gente no reparara en que Hugo Alfredo estaba malherido o muerto. O puede que sí, pero todos estaban demasiado concentrados en sus propios pasos como para reparar en el charco de sangre en plena acera, como lo demuestra el escalofriante vídeo difundido por el New York Post.

A la memoria de los neoyorquinos ha venido estos días el caso de Kitty Genovese, asesinada en 1964 también en Queens, ante la indiferencia de sus vecinos que no quisieron "escuchar" sus gritos de auxilio. Los psicólogos hablaron entonces, como hablan ahora, del "fallo moral" de una sociedad que ha perdido lamentablemente la empatía ante el dolor ajeno.
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Siempre he temido que el ser humano llegara a estos extremos de insolidaridad, inhumanidad y apatía. El loco y yo hoy estamos más hundidos moralmente... la esperanza de un "hombre nuevo" se difumina.

5 comentarios:

  1. Muy triste esta noticia,amiga..Nos llega dentro y duele..Tenemos miedo de implicarnos,seguimos el camino de la indiferencia y después todo acaba..!
    Al menos la noticia llegará desde el periódico y hará reflexionar a mucha gente..¿se conseguirá algo..?
    Quiero pensar que nada es en vano..!
    Mi abrazo grande Mariluz

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  2. Triste, muy triste, sí señora.
    ¿Y la señora a la que defendió, qué hizo, echarse a correr y si te he visto no me acuerdo?
    No entiendo nada... cuando veo este tipo de cosas me parecen de "vídeos falsos" :-(

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  3. Vivir y dejar vivir.
    Hoy no puedo animarte, pero te dejo un fortísimo abrazo.

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  4. A veces parece como si el ser humano dejara de serlo para convertirse en un ser de piedra y sin sentimientos.

    Un beso.

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  5. Hola Mariluz :)

    En los EE.UU. consideran ciudadanos de cuarta si no eres americano, esto sucede mucho más de lo que los diarios cuentan.

    Nos estamos convirtiendo en sociedades a las que nada les importa lo que le sucede a los demás, no me vengan con el stress, trabajo y demás.

    Insensibles, muy doloroso, besos tesoro!

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