domingo, 22 de marzo de 2009

Ojo por ojo

Asegura que lo hizo por despecho

El verdugo de Ameneh:
'No me ciegues como yo a ti'

El taxista Aziz, junto a su esposa, sostiene la imagen de su hijo Majid.  Kaveh Kazemi

El taxista Aziz, junto a su esposa, sostiene la imagen de su hijo Majid Kaveh Kazemi

  • El hombre que lanzó ácido y dejó ciega a una mujer iraní pide clemencia

  • El suplemento Crónica logra entrevistarle en exclusiva

elmundo.es - Catalina Gómez Teherán (Irán) 22/03/2009

-¿Por qué decidió tirarle ácido a Ameneh?

-Quería casarme con ella. Yo hice todo lo posible para que accediera, hablé con ella, le lloré y nunca me prestó atención... No me dejó otra opción. Pensaba que si le echaba ácido, ningún otro chico se casaría con ella y lo haría conmigo.

-¿Cuándo se le ocurrió hacerlo?

-En una noche de desesperación. Pasé 15 horas pensando cuál podía ser la solución para que se enamorara de mí. Por la mañana compré el ácido en un sitio donde reparan baterías, pero lo mezclé con mucho agua porque pensaba que, así, le quemaría la cara pero luego estaría bien. No quería cegarla, pero también es culpa de los doctores que la atendieron, porque no le lavaron la cara bien cuando llegó al hospital. Así que la ceguera no es culpa mía por completo.

-¿Por qué ácido?

-Se me ocurrió la idea leyendo los periódicos, que en Irán siempre hablan de casos de hombres y mujeres que atacan con ácido [el fenómeno es tan común que los hombres o mujeres que lo hacen tienen ya un apodo: los acid-pashi, tiradores de ácido).

Cada una de estas frases que va hilando nerviosamente Majid Movahedi, el joven iraní estudiante de ingeniería electrónica que arrojó ácido en la cara de Ameneh Bahraminava después de que ella rechazara casarse con él, en 2004, llegan a través de la línea de teléfono.

Es la primera vez que Majid, el verdugo de Ameneh, habla con un medio de comunicación, a pesar de la insistencia de BBC, CNN, 'The Washington Post' y los periódicos iraníes. Lo hace desde una de las cabinas públicas de la cárcel de Karaj, a 25 kilómetros del centro de Teherán, donde lleva ya cinco años, con una de las muchas tarjetas de teléfono prepago que le dejan sus padres, Aziz y Mahdotj, en las visitas de los martes.

La soledad de su hijo en la cárcel es grande, la mayoría de los reclusos lo rechazan y le recriminan por lo que hizo. Hasta los otros acid -pashi consideran que cometió "una estupidez" y se ríen de él por lo que le espera. Majid será cegado con ácido como castigo por las lesiones que sufre Ameneh. Ojos por ojos. Un caso único.

"Llama cinco o seis veces al día y lo primero que pregunta es si sabemos algo de Ameneh", cuenta Mahdotj, la madre. Está sentada sobre el suelo cubierto de alfombras del salón de su casa al sur de Teherán, donde recibe a Crónica junto con su marido y una de sus hijas, Mahbube, la hermana mayor de Majid y la única que habla inglés.

Yo la cuidaré

"Es Majid", dice Mahbube, la hermana, al contestar el teléfono situado en una esquina del salón. "Quiere hablar con ustedes". No lo esperábamos. "Es la primera vez que lo dejamos hablar desde que está en la cárcel, no lo queríamos exponer. Si usted fuera inglesa o francesa, no hablaría", explica el padre.

Habíamos acudido, previa cita, para hablar con el matrimonio Movahedi sobre la situación su hijo, pero la familia quiere ahora darle la voz a Majid. Pretenden que las palabras de arrepentimiento de su hijo lleguen directamente a los oídos de Ameneh, que se encuentra en Barcelona, donde estos días está a punto de someterse a una nueva cirugía estética que le permita recuperar la estructura de su ojo izquierdo.

-Usted afirmó en el juicio que todavía está enamorado de Ameneh.

-Yo viviría con ella incluso si me cegase. Sigo amándola y así será aunque los dos estemos ciegos. Todo el mundo piensa que yo quiero escaparme de la condena y que por eso lo digo, pero la amo.

-¿Qué va a pasar con usted después de que se aplique la sentencia?

-Si quedo ciego necesito salir de la cárcel porque aquí no hay quien me cuide. Veo mi futuro muy mal. Me entristece por mi madre.

-¿Buscará a Ameneh si sale de prisión?

-Sí, la llamaré una vez. Si dice que no quiere volver a verme no la volveré a buscar. Sé que está enfadada, pero trataré de compensarla por lo que he hecho. Yo la cuidaré.

-¿Cómo va a cuidar de ella, si usted estaría también ciego?

-Entonces no podría. Si estoy ciego entonces no la iré a buscar.

-¿Qué siente ahora?

-Estoy muy asustado. Ameneh dijo que ella misma iba a aplicarme las gotas en los ojos y ¿cómo va a hacerlo si está ciega? Está mintiendo.

Al matrimonio Movahedi no le queda mucho tiempo para salvar los ojos de su hijo y quieren pedir clemencia a Ameneh. El juez ha anunciado que la sentencia, que ordena que a Majid se le apliquen 20 gotas de ácido en cada ojo para compensar los dos que perdió Ameneh, se realizará en cualquier momento después de las celebraciones del Nourouz -el nuevo año persa, cuyos festejos terminan el 3 de abril-.

"Lo hago también para que en España y en el extranjero vean que no somos malas personas", dice el padre, Aziz. Su familia, explica, vive una tragedia social. Los juzgan como si también ellos fueran culpables.

Frente a él tiene todos los recortes de periódico donde sale su hijo, los seis diplomas que Majid ha obtenido en la cárcel (desde francés hasta mecánica automotriz), y los recursos que han presentado. Argumentan irregularidades en el juicio, pues la apelación que mandó Majid a la sentencia que lo condena al ojo por ojo de la ley del Talión no se presentó en el juzgado antes de los 20 días preceptivos.

'Yo también soy víctima'

-¿Por qué decide hablar ahora después de tanto tiempo?

-Lo que pido es que revisen un caso que se ha complicado muchísimo. Muchas otras personas que han hecho lo mismo que yo no han tenido condenas tan duras. Conmigo ha sido diferente porque Ameneh ha sido lista en las cosas que ha dicho.

-¿A qué se refiere cuando asegura que se ha complicado el caso?

-Soy víctima de un juicio que se ha demorado más de lo debido. Todos los que han hecho lo mismo que yo reciben una condena de dos o tres años, pero mi caso se demoró. Esto me perjudicó porque cuando Ameneh volvió de España pidió el qisas
para mis ojos. Como yo estaba aún en la cárcel me hicieron quedarme aquí. De lo contrario estaría libre. Ameneh es muy buena con las palabras y logró demorarlo.

-¿Usted cree que se merece el qisas?

-Sí. Pienso en eso todo el tiempo, todo el día. Sé que me equivoqué. Fue una equivocación.

-¿Qué le pide a la justicia? Su familia pide que lo perdonen.

-He oído que ella aún tiene el 40% de visión en el ojo derecho, pero a mí me van a quitar la visión en los dos ojos. Merezco que me cieguen de un ojo, pero no del otro, porque ella todavía puede ver un poco.

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Toda acción violenta debe tener su castigo ¡siempre!... pero el 'ojo por ojo' es otra demostración de violencia que sólo lleva a llenar las ciudades de ciegos...

2 comentarios:

  1. es un tema inquietante, polemico
    Cuesta mucho ser clemente verdad?
    uff no se qu edecir
    el tipo se merece todo el castigo del mundo pero la victima ¿se merece impartirlo?
    saludo sbrujos moza

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  2. Cuesta más ser clemente cuando el dolor nos empuja -el corazón- directamente al abismo pero, mientras tanto, somos 'clementísimos' -ya sabes lo que se lleva hoy en día-.
    Cuando las víctimas se autonombran jueces en lugar de impartir justicia 'imponen venganza'... ¿responde eso a tu pregunta, amigo brujo?
    besos brujos, mozo :D

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